Adiós Marruecos
17/11/2012
Así que a bordo de la Nissan salgo de Marruecos, rumbo sur.
Marruecos es un magnífico país, lleno de contrastes. Dentro de un mismo país hay varios de distintos. Distinto paisage, distintas y ricas culturas. Se pasa de una ciudad grande, más o menos "occidentalizada" a un pueblo de montaña, o del desierto, que apenas necesitan los dirhams para vivir, con una econonía de subsisténcia que nosotros asimilamos como pobreza.
Gentes pesadas en los lugares más turísticos que no te dan ni los buenos días sin ofrecer nada a cambio y gentes acogedoras y rudas que te dan todo a cambio de nada.
La sociedad marriquí en general mira hacia europa, dinero, capitalismo, el sueño americano. Pero mantiene en su mayor parte su cultura y sus raíces, su música, su religión, sus ceremonias, sus tribus y clanes, sus vestimentas y su história a bordo de un continente maltratado e infravalorado.
En la ciudad las parejas van cogidas de la mano y los más jovenes han olvidado el velo y las buenas maneras islámicas; en los pueblos y zonas rurales, todo son tabúes y se aferran a miles de años de tradición, aunque colonizada, mantiene aún un aire ancestral.
De la economia del bienestar, al día a día de buscar agua y algo para comer.
Las mujeres en sus tiendas pasan el día entero, más para vender, para conversar con las tiendas vecinas y charlar sobre los últimos cotilleos vecinales. Los hombres van de arriba a bajo del país, con trejes y manejes de mercancías y pequeños "bussines" de intercambio. Otros pasan las horas de más calor en alguna sombra, tapados con sus jilawas, hablando de política, fútbol y religión.
Las jovenes buscan a su "javivi" para toda la vida. Desean encontrar a un hombre listo y capaz de mantener económicamente a la futura família, ellas a cambio, les entragarán su vida y sus labores caseras, su vientre procreador y un amor, extinto en nuestra casa, que asegura una fidelidad a rajatabla.
No quiero juzgar a nadie, aunque a veces no es fácil, siempre tendimos a comparar lo nuestro (que es lo "mejor"), con lo de los demás. Pero cuando se trata de culturas distintas juzgar es en valde, solo sirve para dar dolor de cabeza. Es mejor tratar de entender y respetar.
A menudo los turístas occidentales intentan explicar como son las cosas en su casa, como son las relaciones sentimentales, que son las playas nudistas, porqué en europa no existe la moral y porqué nuestro dios se llama dinero y nuestras iglesias centros comerciales. Y esto está bien, los que hospedan también les gusta conocer otras cosas distintas a las suyas, pero no por esto se tiene que dar por sentado que lo van a comprender. Seguramente, la mayoria, no dirán "wuaw! yo quiero esto que me estas contando!" si no que moveran la cabeza negativamente y se reirán con sus compañeros como diciendo: "Pobrecitos, que pena". O sea, igual que nosotros hacemos con lo suyo.
Quién tiene razón? Qué es lo normal? Pués la razón no existe y lo normal es subjetivo.
Mejor es reirse con ellos y ponerse en su lugar, y realmente sin darte cuenta, también tu moverás la cabeza negativamente diciendote a tu mismo: "Pobrecito, que pena"
Así que a bordo de la Nissan salgo de Marruecos, rumbo sur.
Marruecos es un magnífico país, lleno de contrastes. Dentro de un mismo país hay varios de distintos. Distinto paisage, distintas y ricas culturas. Se pasa de una ciudad grande, más o menos "occidentalizada" a un pueblo de montaña, o del desierto, que apenas necesitan los dirhams para vivir, con una econonía de subsisténcia que nosotros asimilamos como pobreza.
Gentes pesadas en los lugares más turísticos que no te dan ni los buenos días sin ofrecer nada a cambio y gentes acogedoras y rudas que te dan todo a cambio de nada.
La sociedad marriquí en general mira hacia europa, dinero, capitalismo, el sueño americano. Pero mantiene en su mayor parte su cultura y sus raíces, su música, su religión, sus ceremonias, sus tribus y clanes, sus vestimentas y su história a bordo de un continente maltratado e infravalorado.
En la ciudad las parejas van cogidas de la mano y los más jovenes han olvidado el velo y las buenas maneras islámicas; en los pueblos y zonas rurales, todo son tabúes y se aferran a miles de años de tradición, aunque colonizada, mantiene aún un aire ancestral.
De la economia del bienestar, al día a día de buscar agua y algo para comer.
Las mujeres en sus tiendas pasan el día entero, más para vender, para conversar con las tiendas vecinas y charlar sobre los últimos cotilleos vecinales. Los hombres van de arriba a bajo del país, con trejes y manejes de mercancías y pequeños "bussines" de intercambio. Otros pasan las horas de más calor en alguna sombra, tapados con sus jilawas, hablando de política, fútbol y religión.
Las jovenes buscan a su "javivi" para toda la vida. Desean encontrar a un hombre listo y capaz de mantener económicamente a la futura família, ellas a cambio, les entragarán su vida y sus labores caseras, su vientre procreador y un amor, extinto en nuestra casa, que asegura una fidelidad a rajatabla.
No quiero juzgar a nadie, aunque a veces no es fácil, siempre tendimos a comparar lo nuestro (que es lo "mejor"), con lo de los demás. Pero cuando se trata de culturas distintas juzgar es en valde, solo sirve para dar dolor de cabeza. Es mejor tratar de entender y respetar.
A menudo los turístas occidentales intentan explicar como son las cosas en su casa, como son las relaciones sentimentales, que son las playas nudistas, porqué en europa no existe la moral y porqué nuestro dios se llama dinero y nuestras iglesias centros comerciales. Y esto está bien, los que hospedan también les gusta conocer otras cosas distintas a las suyas, pero no por esto se tiene que dar por sentado que lo van a comprender. Seguramente, la mayoria, no dirán "wuaw! yo quiero esto que me estas contando!" si no que moveran la cabeza negativamente y se reirán con sus compañeros como diciendo: "Pobrecitos, que pena". O sea, igual que nosotros hacemos con lo suyo.
Quién tiene razón? Qué es lo normal? Pués la razón no existe y lo normal es subjetivo.
Mejor es reirse con ellos y ponerse en su lugar, y realmente sin darte cuenta, también tu moverás la cabeza negativamente diciendote a tu mismo: "Pobrecito, que pena"
No intenten hacer esto en sus casas
17/11/2012
Rabat es la segunda ciudad más grande de Marruecos y la capital administrativa. A pesar de ser una gran ciudad se hace una vida de pueblo, todo el mundo se conoce ya que todo se concentra en un punto, la Medina y sus alrededores.
No me suelen gustar las grandes ciudades, y Rabat no fue una excepción al principio. Pero pasados unos días de estadía obligada empeze a encontrarle el gustillo a sus movimientos y a sus calles repletas de algarabía. Ya que, al igual que en la mayor parte de Marruecos las calles hierven sobretodo cuando cae el sol, después de la penúltima oración. Todos salen a las calles, paseando los enamorados, curioseando los curiosos, corriendo los niños, comprando las mujeres, charlando los hombres. Toda la Medina se llena de olores a comida, frita y a la brasa, sopas, pinxos, dulces, palomitas, algodones de azúcar, etc. Como si todos los días fueran días de fiesta.
Se hace agradable pasear y observar los movimientos de la gente en esta Medina, que no es tan agobiante, al no ser tan turística, cómo las medinas de Marrackech o Fés. En Rabat los vendedores te dejan curiosear a tu aire.
Es jueves por la mañana, me levanto más tarde de lo que hubiera querido, cojo un taxi y me dirijo a la Embajada de Mauritánia para obtener mi visado para entrar a dicho país. Al llegar delante de lo que parece una casa normal (de la zona rica de la ciudad) me encuentro con unas 30 personas delante de una puertecita metálica, a los gritos y empujandose unos a otros. Buf! Esto es la embajada? Y la cola? Quién es el último? Y la pantallita de LEDs con los turnos? Evidentemente no hay nada parecido a todo esto.
Bien, el horario de la embajada es de 9h a 11h, son las 10 i media y aquí no se avanza. Hoy no hay nada que hacer, lo volveré a intentar mañana. Pero no me voy, me quedo merodenado por allí analizando la situació para enterarme de cómo actuar. Que no cunda el pánico.
Suerte que me quedo allí, puedo descubrir quien manda, quién se marca los faroles, a quién pagar euros frescos para pasar delante de la fila, que cosas gritar para serenar al personal sobreexcitado. Ahora ya sé más o menos qué hacer mañana. Las embajadas también son el lugar ideal para conocer a los turistas y viageros que que te irás encontrando durante tu viaje, conocerlos, intercanviar información, establecer contactos, etc. Entablo conversación con varios turistas alemanes y una pareja hispano-marroquí. Una vez cerradas las puertas nos quedamos unas horas más por allí fuera, a veces las vuelven a abrir, que no sea hoy ese día.
El viernes a las siete y media de la mañana ya estoy allí. Y pensando en ser el primero, cuál fué mi sorpresa al ver que las mismas 30 personas ya estaban allí "arremangaos". Mierda, otro día más no por favor! Pero hoy, un alemán, eficiente como todos los alemanes, a preparado unos papelitos con números para intentar poner un poco de orden y crear una fila como dios manda. Alemanes.
Se abre la puerta, las piernas se empiezan a mover nerviosas y la fila "alemana" empieza a desquebrajarse, el alemanote grita un par de "Scheiße" (como "Shit" en inglés) y la fila vuelve a centrarse.
Hoy avanzamos más deprisa y por fin puedo entrar, el señor cónsul me hace pagar la tasa oficial y entregar mi pasaporte, al día siguiente de 14h a 16h puedo pasar a recogerlo, sellado con la visa.
Pero claro, mañana es sábado! Tenemos que esperar hasta el Lunes! A menos que te hacerques a ese señor con pinta a trilero, le digas: "el pájaro está en el nido!" y le dés el equivalente a 125 euros, si cumple con su palabra tienes tu pasaporte listo en 5 min. Y no son pocos los que lo pagan.
En fin, los siguientes dos días en Rabat pasan bien, a veces aburrido, otras animado, conociendo mucha gente y visitando lugares hermosos. Pero necesito movimiento y pueblos más pequeños, la vida en la ciudad es demasiado cara para mi.
El lunes al mediodía estoy en la embajada, con la mochila cuestas, si medan el pasaporte con la estampa me largo directo. A dónde, nolo sé. Cómo, tampoco lo sé. Hablo con el chico alemán, que viaja con su furgoneta, como la mayoria de los turístas quevan a Mauritánia, y le pregunto si le interesa que vaya con él, no sé hasta dondé, pero al menos ir un poco hacía el sur y después poder hacer autoestop. Me dice que encantado, que hasta donde quiera, que él va directo a Burkina, sin parar, pasando por Mauritánia y Mali. Negocios, me dice.
Con esto que llega mi turno, nervioso, me peino un poco, (antes de ir a una embajada es el momento idoneo para afeitarse e ir a la pelu, para tener un aspecto de turista acaudelado), entro enla habitacioncita y el señor embajador medamipasaporte, lo reviso, todo correcto, visa correcta y me conceden30 días de estancia a su país. El problema con el que no había contado, la visa empieza a contar desde ya, o sea, que cuantos más día esté en Marruecos menos días dispondré en Mauritánia. Todos salimos de la habitación con cara de alegria, haciendo: "Bien!" con las manos. Venga, vamonos ya!
"Carretera y manta". Christian, el alemán, y yo, en una Nissan Serena, una pareja mayor de alemanes en un camionazo 4x4 y otro alemán con una Transporter arrancamos motores y nos dirigimos hacia el sur.
Christian lleva la furgo llena de trastos, miles de cosas unas encima de otras, una nevera llena de comida y muchas cajas de cerveza y de vino. Tiene 31 años, su oficio, contrabandista.
Lleva unos 40 viajes haciendo lo mismo, unas ocho veces al año, compra coches, furgos, autocares, ambulancias; las llena de piezas de recambio de automóvil, herramientas de carpintero, alcohol, aparatos electrónicos. Como el Mercat del Encants en BCN. El coche lo suele vender en Mali o Burkina, son los que mejor pagan, el resto de cosas las va vendiendo por el camino, por ejemplo, cuando vé una carpinteria vende herramientas de carpintero, cuando paramos en una gasolinera vende alcohol al de la tienda. Es impresionante, cuando más al sur vamos, la gente al ver la furgoneta, que previamente Chris ha dejado las puertas abiertas para dejar a la vista todo lo que lleva, se arremolina a su alrededor y empiezan a preguntar precios de todo. Me parece que estoy en Ikea, todo, y cuando digo todo es todo, tiene precio. Le vi vender las ruedas de recambio y el lateral de la puerta trasera de la Nissan con la que íbamos. Para dormir, una puerta encima de los trastos y encima de la puerta, un colchón, también a la venta. Un tio muy peculiar, y os lo digo de verdad, para vender como vendia él todas estas cosas y de la manera cómo las vendía, se tiene que ser especial. Uno no puede llegar a Burkina Faso así como así y venderse hasta los zapatos. Además, el conoce la ruta, y en un pueblo X parábamos vendiamos algo y comprábamos otras cosas, que él sabia que vendería más adelante en otro país, a mejor precio.
Además, Marruecos se caracteriza por tener controles policiales y militares en las entradas y salidas de todo pueblo y ciudad. Que qué hacíamos? Simplemente le decia un par de cumplidos con una sonrisa forzada y porla ventanilla aparecian milagrosamente un par de cervecitas frias para cada policia queestuviera en el control! Que pasa cuando el perro detecta mercancias ilegales el la frontera? Pués exactamente lo mismo, lo que envez de dos por cabeza son dos y un tetrabrick de "vino de mesa Marqués de Chorrapelada" "Eh! El mejor vino español! Vale mucho dinero! Mira, mira, es de este año!"
Y así pasavamos kilometros y kilometros. Chris se ponia como recostado encima del volante, tieso como un bratsburg, yo ponia Alpha Blondie a todo volumen y los dos cantábamos, felices, durante horas, cruzando Marruecos de Norte a Sur hasta llegar al Sahara Occidental. Pasando por paisajes sublimes, carreteras rectas, unos pueblos perdidos con gentes encantadoras, puertos de montaña con unas vistas maravillosas, una costa escarpada y virgen, con unas playas perfectas e interminables. Oh! que variopinto Marruecos, que bonito país!
Fueron unos días perfectos con Chris, parábamos en cualquier sitio en medio de la noche, el dormia en la furgo y yo montaba la tienda, vajo el cielo infinitamente estrellado del desierto sahariano.
Por mucho dinero que se pague, nunca un turista rico podrá vivir estas experiéncias, nunca. La felicidad no tiene nada que ver con el dinero, y a mi parecer, menos aún cuando se trata de viajar. Cuanto menos dinero más contacto con las personas, y con más contacto, más experiencias vas a vivir.
También decir que viajar con la tienda de acampar ha sido una muy buena decisión, aunque pese o sea aparatosa. Sabiendo que la tienes te permites arriesgar más. Que me quedo tirado en medio de una carretera perdida, no pasa nada, monto mi tienda, duermo, y mañana seguro que volverá a salir el sol.
Así que día tras día, negocio tras negocio, kilómetro tras kilómetro, no nos damos cuenta y ya estamos entrando en el Sahara Occidental. Última colonia espanyola, maltratada y abandonada por un gobierno irresponsable. Ahora si, me dirijo a zonas que nunca antes he pisado. Me muero de ganas.
Dejate llevar.
Rabat es la segunda ciudad más grande de Marruecos y la capital administrativa. A pesar de ser una gran ciudad se hace una vida de pueblo, todo el mundo se conoce ya que todo se concentra en un punto, la Medina y sus alrededores.
No me suelen gustar las grandes ciudades, y Rabat no fue una excepción al principio. Pero pasados unos días de estadía obligada empeze a encontrarle el gustillo a sus movimientos y a sus calles repletas de algarabía. Ya que, al igual que en la mayor parte de Marruecos las calles hierven sobretodo cuando cae el sol, después de la penúltima oración. Todos salen a las calles, paseando los enamorados, curioseando los curiosos, corriendo los niños, comprando las mujeres, charlando los hombres. Toda la Medina se llena de olores a comida, frita y a la brasa, sopas, pinxos, dulces, palomitas, algodones de azúcar, etc. Como si todos los días fueran días de fiesta.
Se hace agradable pasear y observar los movimientos de la gente en esta Medina, que no es tan agobiante, al no ser tan turística, cómo las medinas de Marrackech o Fés. En Rabat los vendedores te dejan curiosear a tu aire.
Es jueves por la mañana, me levanto más tarde de lo que hubiera querido, cojo un taxi y me dirijo a la Embajada de Mauritánia para obtener mi visado para entrar a dicho país. Al llegar delante de lo que parece una casa normal (de la zona rica de la ciudad) me encuentro con unas 30 personas delante de una puertecita metálica, a los gritos y empujandose unos a otros. Buf! Esto es la embajada? Y la cola? Quién es el último? Y la pantallita de LEDs con los turnos? Evidentemente no hay nada parecido a todo esto.
Bien, el horario de la embajada es de 9h a 11h, son las 10 i media y aquí no se avanza. Hoy no hay nada que hacer, lo volveré a intentar mañana. Pero no me voy, me quedo merodenado por allí analizando la situació para enterarme de cómo actuar. Que no cunda el pánico.
Suerte que me quedo allí, puedo descubrir quien manda, quién se marca los faroles, a quién pagar euros frescos para pasar delante de la fila, que cosas gritar para serenar al personal sobreexcitado. Ahora ya sé más o menos qué hacer mañana. Las embajadas también son el lugar ideal para conocer a los turistas y viageros que que te irás encontrando durante tu viaje, conocerlos, intercanviar información, establecer contactos, etc. Entablo conversación con varios turistas alemanes y una pareja hispano-marroquí. Una vez cerradas las puertas nos quedamos unas horas más por allí fuera, a veces las vuelven a abrir, que no sea hoy ese día.
El viernes a las siete y media de la mañana ya estoy allí. Y pensando en ser el primero, cuál fué mi sorpresa al ver que las mismas 30 personas ya estaban allí "arremangaos". Mierda, otro día más no por favor! Pero hoy, un alemán, eficiente como todos los alemanes, a preparado unos papelitos con números para intentar poner un poco de orden y crear una fila como dios manda. Alemanes.
Se abre la puerta, las piernas se empiezan a mover nerviosas y la fila "alemana" empieza a desquebrajarse, el alemanote grita un par de "Scheiße" (como "Shit" en inglés) y la fila vuelve a centrarse.
Hoy avanzamos más deprisa y por fin puedo entrar, el señor cónsul me hace pagar la tasa oficial y entregar mi pasaporte, al día siguiente de 14h a 16h puedo pasar a recogerlo, sellado con la visa.
Pero claro, mañana es sábado! Tenemos que esperar hasta el Lunes! A menos que te hacerques a ese señor con pinta a trilero, le digas: "el pájaro está en el nido!" y le dés el equivalente a 125 euros, si cumple con su palabra tienes tu pasaporte listo en 5 min. Y no son pocos los que lo pagan.
En fin, los siguientes dos días en Rabat pasan bien, a veces aburrido, otras animado, conociendo mucha gente y visitando lugares hermosos. Pero necesito movimiento y pueblos más pequeños, la vida en la ciudad es demasiado cara para mi.
El lunes al mediodía estoy en la embajada, con la mochila cuestas, si medan el pasaporte con la estampa me largo directo. A dónde, nolo sé. Cómo, tampoco lo sé. Hablo con el chico alemán, que viaja con su furgoneta, como la mayoria de los turístas quevan a Mauritánia, y le pregunto si le interesa que vaya con él, no sé hasta dondé, pero al menos ir un poco hacía el sur y después poder hacer autoestop. Me dice que encantado, que hasta donde quiera, que él va directo a Burkina, sin parar, pasando por Mauritánia y Mali. Negocios, me dice.
Con esto que llega mi turno, nervioso, me peino un poco, (antes de ir a una embajada es el momento idoneo para afeitarse e ir a la pelu, para tener un aspecto de turista acaudelado), entro enla habitacioncita y el señor embajador medamipasaporte, lo reviso, todo correcto, visa correcta y me conceden30 días de estancia a su país. El problema con el que no había contado, la visa empieza a contar desde ya, o sea, que cuantos más día esté en Marruecos menos días dispondré en Mauritánia. Todos salimos de la habitación con cara de alegria, haciendo: "Bien!" con las manos. Venga, vamonos ya!
"Carretera y manta". Christian, el alemán, y yo, en una Nissan Serena, una pareja mayor de alemanes en un camionazo 4x4 y otro alemán con una Transporter arrancamos motores y nos dirigimos hacia el sur.
Christian lleva la furgo llena de trastos, miles de cosas unas encima de otras, una nevera llena de comida y muchas cajas de cerveza y de vino. Tiene 31 años, su oficio, contrabandista.
Lleva unos 40 viajes haciendo lo mismo, unas ocho veces al año, compra coches, furgos, autocares, ambulancias; las llena de piezas de recambio de automóvil, herramientas de carpintero, alcohol, aparatos electrónicos. Como el Mercat del Encants en BCN. El coche lo suele vender en Mali o Burkina, son los que mejor pagan, el resto de cosas las va vendiendo por el camino, por ejemplo, cuando vé una carpinteria vende herramientas de carpintero, cuando paramos en una gasolinera vende alcohol al de la tienda. Es impresionante, cuando más al sur vamos, la gente al ver la furgoneta, que previamente Chris ha dejado las puertas abiertas para dejar a la vista todo lo que lleva, se arremolina a su alrededor y empiezan a preguntar precios de todo. Me parece que estoy en Ikea, todo, y cuando digo todo es todo, tiene precio. Le vi vender las ruedas de recambio y el lateral de la puerta trasera de la Nissan con la que íbamos. Para dormir, una puerta encima de los trastos y encima de la puerta, un colchón, también a la venta. Un tio muy peculiar, y os lo digo de verdad, para vender como vendia él todas estas cosas y de la manera cómo las vendía, se tiene que ser especial. Uno no puede llegar a Burkina Faso así como así y venderse hasta los zapatos. Además, el conoce la ruta, y en un pueblo X parábamos vendiamos algo y comprábamos otras cosas, que él sabia que vendería más adelante en otro país, a mejor precio.
Además, Marruecos se caracteriza por tener controles policiales y militares en las entradas y salidas de todo pueblo y ciudad. Que qué hacíamos? Simplemente le decia un par de cumplidos con una sonrisa forzada y porla ventanilla aparecian milagrosamente un par de cervecitas frias para cada policia queestuviera en el control! Que pasa cuando el perro detecta mercancias ilegales el la frontera? Pués exactamente lo mismo, lo que envez de dos por cabeza son dos y un tetrabrick de "vino de mesa Marqués de Chorrapelada" "Eh! El mejor vino español! Vale mucho dinero! Mira, mira, es de este año!"
Y así pasavamos kilometros y kilometros. Chris se ponia como recostado encima del volante, tieso como un bratsburg, yo ponia Alpha Blondie a todo volumen y los dos cantábamos, felices, durante horas, cruzando Marruecos de Norte a Sur hasta llegar al Sahara Occidental. Pasando por paisajes sublimes, carreteras rectas, unos pueblos perdidos con gentes encantadoras, puertos de montaña con unas vistas maravillosas, una costa escarpada y virgen, con unas playas perfectas e interminables. Oh! que variopinto Marruecos, que bonito país!
Fueron unos días perfectos con Chris, parábamos en cualquier sitio en medio de la noche, el dormia en la furgo y yo montaba la tienda, vajo el cielo infinitamente estrellado del desierto sahariano.
Por mucho dinero que se pague, nunca un turista rico podrá vivir estas experiéncias, nunca. La felicidad no tiene nada que ver con el dinero, y a mi parecer, menos aún cuando se trata de viajar. Cuanto menos dinero más contacto con las personas, y con más contacto, más experiencias vas a vivir.
También decir que viajar con la tienda de acampar ha sido una muy buena decisión, aunque pese o sea aparatosa. Sabiendo que la tienes te permites arriesgar más. Que me quedo tirado en medio de una carretera perdida, no pasa nada, monto mi tienda, duermo, y mañana seguro que volverá a salir el sol.
Así que día tras día, negocio tras negocio, kilómetro tras kilómetro, no nos damos cuenta y ya estamos entrando en el Sahara Occidental. Última colonia espanyola, maltratada y abandonada por un gobierno irresponsable. Ahora si, me dirijo a zonas que nunca antes he pisado. Me muero de ganas.
Dejate llevar.
Fiesta no apta para vegetarianos
04/11/2012
Pasados unos días de dejar Bouarfa y llegando a Rabat siento que tengo que contar un poco sobre la fiesta del cordero. Como ya sabéis es la fiesta más importante en el mundo musulman, como nuestra navidad.
Una semana antes todo el país está esperando, expectante, ultimando preparativos. Los nómadas se acercan a los pueblos con sus rebaños de cabras y corderos y por doquier se hacen cercados, convirtiendo así los jardines en mercados de ganado. Los corderos son examinados meticulosamente por el comprador, y es que no són precisamente baratos. Así que mejor conseguir un buen ejemplar magro i joven a un cordero sin dientes y viejo.
Poco saben los pobres corderos de su futuro próximo, pero el viernes morirán a millares.
La familia con la que estoy viviendo y compartiendo estos días tiene dos, señal de que este año a sido próspero y esperando que el siguiente sea, lo menos, mejor.
Són las 7h de la mañana de dicho viernes, todo está preparado en la casa, los cuchillos afilados, los cuencos listos para llenar, solo falta el padre de família, que está en la mezquita, cuando él llegue, y a su señal, empezará la carniceria.
Sacamos los dos corderos del establo, primero tumbamos uno al suelo y de un golpe hábil de cuchillo empieza a brotar sangre. Luego le llega el turno al segundo, que tiene la misma suerte que su hermano. Todo el suelo del patio se llena de sangre, los pollos y gallinas aprovechan el momento para picotear dios sabe qué. Ya está, ha sido rápido, esperaba algún tipo de ritual de alabanza a dios, de acción de gracias o bendición, pero no ha sido así.
Acto seguido empleamos unas dos horas en separar las pieles de la carne, abrir, cortar, separar, en fin, dejar los corderos listos para consumir.
Desayunamos los intestinos pequeños, fritos, y el hígado recubierto de grasa, a la brasa. Nos pasamos tres días enteros comiendo fuera de horas solo cordero, en sus diferentes formas. Se aprovecha absolutamente todo, no se tira nada.
Al día siguiente llegan muchos familiares, los primos, hermanos, tios, abuelos y abuelas, un montón de gente. Y por fin llegó el día de comer las costillas asadas al fuego lento de las brasas.
Realmente todo lo que comimos durante estos días estaba rico, pero a veces echaba a uno un poco para atrás. La higiene no estaba muy presente que digamos, todo se hacia por los suelos, se toqueteaba, se mordisqueaba, y el edor constante dentro de la casa hacía que cuando llegaba el plato delante de mí a veces mi estómago se revolviera ligeramente. Pero como decir que no cuando todos te miran esperando que dés el visto bueno con un expresivo Mmmmmh? Decir también que mi estómago aguantó gallardo, e incluso fue durante estos días que empezé a beber agua de los grifos marroquíes.
Madre, que costillas! Riquísimas, tiernas y sazonadas unas cuantas horas con una serie de especies orientales que le daban este nosequé tan especial.
Este día familiar si que fué un tanto tradicional. Los hombres, unos quince, estábamos en la sala comedor grande, que siempre estaba cerrada con llave, como para salvaguardar su condición de extraordinária. Las mujeres mayores estaban situadas en otra sala comedor, un tanto más pequeña y menos cargada de decoración. Y las mujeres jóvenes estaban en la cocina, unas preparando el siguiente plato a servir, las otras limpiando todo lo servido.
Los hombres no podiamos ir a la habitación de las mujeres, y tampoco las mujeres a la de los hombres. A cada plato que se servía le precedía una serie de cánticos y rezos. Con los ojos cerrados i las manos juntas encima del regazo los hombres entonaban frases extasiantes i llenas de musicalidad. No sabia lo que decian pero en algunos momentos se me ponía la piel de gallina y los ojos llorosos. Es una de las grandezas de la música.
El resto del día lo dedicamos a beber té, comer más cordero y hablar a lo árabe de temas que seguro que eran serios.
En fin, han sido unos días tranquilos y divertidos donde he podido ver, en mi condición de espectador, como es la vida tradicional de una família marroquí. Han sido cinco días donde he podido chalar largas horas sobre política, economia, asuntos sociales y religión con los hombres y de relaciones sentimentales y costumbres con las mujeres. Percatandome hasta que punto es machista esta sociedad, que aunqué las generaciones crezcan sin velo y un poco más libres de mandamientos islámicos no dejan de tener en su cultura un fuerte respeto a la religión. Y es qué no es como en casa, que unos no creen en dios, los otros si pero no practican, aquí aunqué no se vaya a la mezquita cinco veces al día su corazón y su interior respetan las palabras de dios y su profeta.
Pero hay un pequeño truco, las palabras de dios pueden tener diferentes interpretaciones. Así que si saliendo de la mezquita puedo hacer un trago de vodka mientras miro siluetas femeninas prohibidas. O si en nombre de Alá puedo matar seres creados por él mismo. No pasa nada. Seguro que leyendo el corán del revés los días de luna llena de los años bisiestos encuentro alguna enmienda que me libre de los pecados.
Es lo que tienen las instituciones religiosas, que como el dinero, són un cáncer social y pervierten la humanidad y la espiritualidad própia de nuestra espécie.
La despedida de mi familia marroquí fue amarga, me contuve de llorar. Si no me hubiera contenido hubiera llorado durante un largo rato. Hubiera llorado por ellos, por los de casa, por mis amigos y amigas, por la irracionalidad, por las injustícias, por el amor del que no tiene dinero para suplirlo. Por la humanidad entera hubiera llorado!
Ahora estoy en Rabat, desde hace ya demasiados días, esperando el visado que no llega.
Pero esta história es harina de otro costal y si me pongo a contar más cosas es como si no hubiera contado nada. Como dicen por aquí: "Safi"
Hasta luego!
Pasados unos días de dejar Bouarfa y llegando a Rabat siento que tengo que contar un poco sobre la fiesta del cordero. Como ya sabéis es la fiesta más importante en el mundo musulman, como nuestra navidad.
Una semana antes todo el país está esperando, expectante, ultimando preparativos. Los nómadas se acercan a los pueblos con sus rebaños de cabras y corderos y por doquier se hacen cercados, convirtiendo así los jardines en mercados de ganado. Los corderos son examinados meticulosamente por el comprador, y es que no són precisamente baratos. Así que mejor conseguir un buen ejemplar magro i joven a un cordero sin dientes y viejo.
Poco saben los pobres corderos de su futuro próximo, pero el viernes morirán a millares.
La familia con la que estoy viviendo y compartiendo estos días tiene dos, señal de que este año a sido próspero y esperando que el siguiente sea, lo menos, mejor.
Són las 7h de la mañana de dicho viernes, todo está preparado en la casa, los cuchillos afilados, los cuencos listos para llenar, solo falta el padre de família, que está en la mezquita, cuando él llegue, y a su señal, empezará la carniceria.
Sacamos los dos corderos del establo, primero tumbamos uno al suelo y de un golpe hábil de cuchillo empieza a brotar sangre. Luego le llega el turno al segundo, que tiene la misma suerte que su hermano. Todo el suelo del patio se llena de sangre, los pollos y gallinas aprovechan el momento para picotear dios sabe qué. Ya está, ha sido rápido, esperaba algún tipo de ritual de alabanza a dios, de acción de gracias o bendición, pero no ha sido así.
Acto seguido empleamos unas dos horas en separar las pieles de la carne, abrir, cortar, separar, en fin, dejar los corderos listos para consumir.
Desayunamos los intestinos pequeños, fritos, y el hígado recubierto de grasa, a la brasa. Nos pasamos tres días enteros comiendo fuera de horas solo cordero, en sus diferentes formas. Se aprovecha absolutamente todo, no se tira nada.
Al día siguiente llegan muchos familiares, los primos, hermanos, tios, abuelos y abuelas, un montón de gente. Y por fin llegó el día de comer las costillas asadas al fuego lento de las brasas.
Realmente todo lo que comimos durante estos días estaba rico, pero a veces echaba a uno un poco para atrás. La higiene no estaba muy presente que digamos, todo se hacia por los suelos, se toqueteaba, se mordisqueaba, y el edor constante dentro de la casa hacía que cuando llegaba el plato delante de mí a veces mi estómago se revolviera ligeramente. Pero como decir que no cuando todos te miran esperando que dés el visto bueno con un expresivo Mmmmmh? Decir también que mi estómago aguantó gallardo, e incluso fue durante estos días que empezé a beber agua de los grifos marroquíes.
Madre, que costillas! Riquísimas, tiernas y sazonadas unas cuantas horas con una serie de especies orientales que le daban este nosequé tan especial.
Este día familiar si que fué un tanto tradicional. Los hombres, unos quince, estábamos en la sala comedor grande, que siempre estaba cerrada con llave, como para salvaguardar su condición de extraordinária. Las mujeres mayores estaban situadas en otra sala comedor, un tanto más pequeña y menos cargada de decoración. Y las mujeres jóvenes estaban en la cocina, unas preparando el siguiente plato a servir, las otras limpiando todo lo servido.
Los hombres no podiamos ir a la habitación de las mujeres, y tampoco las mujeres a la de los hombres. A cada plato que se servía le precedía una serie de cánticos y rezos. Con los ojos cerrados i las manos juntas encima del regazo los hombres entonaban frases extasiantes i llenas de musicalidad. No sabia lo que decian pero en algunos momentos se me ponía la piel de gallina y los ojos llorosos. Es una de las grandezas de la música.
El resto del día lo dedicamos a beber té, comer más cordero y hablar a lo árabe de temas que seguro que eran serios.
En fin, han sido unos días tranquilos y divertidos donde he podido ver, en mi condición de espectador, como es la vida tradicional de una família marroquí. Han sido cinco días donde he podido chalar largas horas sobre política, economia, asuntos sociales y religión con los hombres y de relaciones sentimentales y costumbres con las mujeres. Percatandome hasta que punto es machista esta sociedad, que aunqué las generaciones crezcan sin velo y un poco más libres de mandamientos islámicos no dejan de tener en su cultura un fuerte respeto a la religión. Y es qué no es como en casa, que unos no creen en dios, los otros si pero no practican, aquí aunqué no se vaya a la mezquita cinco veces al día su corazón y su interior respetan las palabras de dios y su profeta.
Pero hay un pequeño truco, las palabras de dios pueden tener diferentes interpretaciones. Así que si saliendo de la mezquita puedo hacer un trago de vodka mientras miro siluetas femeninas prohibidas. O si en nombre de Alá puedo matar seres creados por él mismo. No pasa nada. Seguro que leyendo el corán del revés los días de luna llena de los años bisiestos encuentro alguna enmienda que me libre de los pecados.
Es lo que tienen las instituciones religiosas, que como el dinero, són un cáncer social y pervierten la humanidad y la espiritualidad própia de nuestra espécie.
La despedida de mi familia marroquí fue amarga, me contuve de llorar. Si no me hubiera contenido hubiera llorado durante un largo rato. Hubiera llorado por ellos, por los de casa, por mis amigos y amigas, por la irracionalidad, por las injustícias, por el amor del que no tiene dinero para suplirlo. Por la humanidad entera hubiera llorado!
Ahora estoy en Rabat, desde hace ya demasiados días, esperando el visado que no llega.
Pero esta história es harina de otro costal y si me pongo a contar más cosas es como si no hubiera contado nada. Como dicen por aquí: "Safi"
Hasta luego!
Cuando los sueños se hacen realidad
29/10/2012
Me ha gustado mucho esta ciudad, la abandono gratamente sorprendido.
Pero, tengo muchas ganas de descubrir los pueblos que tengo delante, me los he imaginado muchas veces antes de partir y creo que me van a acontecer aventuras que no olvidaré.
Voy para la estación de buses, mi intención es salir de la ciudad y parar en un pueblecito de al lado para poder hacer autoestop, porque claro, hacer autoestop aquí en la ciudad es como si estuvieras en plaza catalunya de BCN i quisieras hacer autoestop hasta Sant Feliu de Pallarols. Por donde empiezo? Así que intentaré llevar a cabo mi plan, a ver si funciona.
En la estación me dicen que no hay transporte posible, todo esta lleno, estamos a dia miercoles y el viernes empieza la fiesta más importante de la tradición musulmana, la fiesta del cordero, su navidad, así que todo el mundo se mueve de un lado para otro ultimando preparativos y para encontrarse con la familia. Intento con los taxis compartidos, esta lleno de gente esperando, todos estan completos. Acontece una situación muy graciosa. Estamos todos como en una plaza, llena de gente y taxis (Mercedes con 500.000km), llega uno, cuando esta dentro de la plaza aminora la marcha a unos 5km/h, la gente que espera empieza a correr en el lado izquierdo del coche, mientras tanto, la puerta de la derecha se abre. Los que corren por la izquierda, en fila, unos detrás de otros, empiezan a saltar a dentro del coche en marcha, es fácil, cada uno que entra por la izquierda sale otro por la derecha, asi, mientras el taxi va dando vueltas a la plaza hasta que esta completo, con ocho personas. Mientras admiro la curiosa situación, mi cabeza tararea la música de Beny Hill.
Pués bien, consigo entrar en un taxi que va en la dirección correcta. Al cabo de unos 70km me deja en Ain Beni Mathar, un pequenyo pueblo, fronterizo con Algeria. Después de comer me pongo en la calle a hacer autoestop, la gente me mira raro.
Se paran diferentes personas y después de los saludos iniciales me dicen que no voy bien, que mejor vaya más adelante, en una glorieta que hay al final del pueblo, a partir de ahí los coches solo pueden ir en la misma dirección que yo. Les hago caso. Cuando llego a la glorieta me encuentro con unas 8 personas marroquíes que también hacen autoestop. A los cinco minutos nos recoge una furgoneta i nos metemos todos dentro del espacio para la carga. El paisaje que recorremos es exuberante, los pinos dejan paso a las acacias y las acacias a los arbustos punzantes, que a su vez dejan paso a los rastrojos. Y después la nada. Arena y piedras hasta donde alcanza la vista. Aquí empieza el desierto del Sahara.
Durante 100km hemos ido recogiendo gente, ya somos unos 20 dentro de la ford tránsit, un poco incómodos y sudados.
Mi destino, Tandrara, no sé que hay allí pero me gusta el nombre.
En Marruecos, antes de entrar a qualquier centro habitado hay un control policial, nadie sabe por qué, ya que todos se conocen y se paran a charlar y dar las buenas tardes. Nosotros como somos una furgoneta claramente ilegal no debemos pasar por el control, así que hacemos otra cosa más ilegal, nos desviamos 30min de la carretera y cruzamos irregularmente la frontera con Algeria, tierra desierta, hasta que llegamos al destino.
Una sola calle, con casas a ambos lados, y todo es arena. La gente me mira y sonríe, unos sorprendidos, otros curiosos. Pregunto por un hotel.
Los dos hombres se ríen, jajajajajaja. Ok. No hay hoteles. Con cada persona que hablo, que son casi todas, ya que todos me vienen a saludar, aparecen de repente una decena de personas a mi alrededor.
Siempre hay uno que entiende el francés o el espanyol, yo le hago la pregunta, todos me miran a mi primero, cuando termino miran al otro, este otro traduce al árabe mi pregunta, y empieza la conversación-discusión, no sé que analizan tanto la pregunta en si es fácil, pero bueno, yo les miro admirado y contento, hasta que todos callan y el hombre me da su veredicto. No.
No se donde voy a dormir, doy una vuelta por el pueblecito (siempre acompanyado de ninyos) para encontrar un sitio para si fuera el caso de montar la tienda de acampar. Cosa de la cual me muero de ganas!
Decido sentarme en un cafe y pedir un té, dejaré la resolución en manos de la divina providencia. Estoy toda la tarde ahí sentado, conociendo gente sin parar. Unos me invitan a sus casas, otros me dicen que no hay ningún problema en montar la Haima y dormir en medio de la calle, es un pueblo tranquilo y nadie me hará nada.
Al final decido ir a casa de un hombre, pero antes dice que tenemos que ir a la policia para dar parte de esto, no quire tener problemas.
En la comisaria nos reciben con mala cara, yo me espero en la sala correspondiente y al hombre lo hacen entrar en otra.
Llamadas varias y aparece un coche con tres polis más, estan el jefe, el poli bueno y el de practicas. El jefe me pide el pasaporte y me mata a preguntas; que de donde vengo, a donde voy, porque estoy alli, como he llegado hasta allí (claro, no me han visto pasar por el control), etc. Un interrogatorio en toda regla, en la típica comisaria de pelicula donde siempre pasan cosas malas.
Conclusión: No puedo ir a dormir a casa de este hombre. Me llevaran a la estación de bus y me invitarán a que abandone el pueblo y vaya a una ciudad con hoteles.
Claro, yo no me quiero ir, este pueblo es justo lo que esperaba encontrar en estos lares. Precisamente por esto estoy aquí.
Les digo a los senyores policias que no, que quiero quedarme a dormir al pueblo como sea y que manyana ya partiré a otro sitio, con bus (si les digo que hago autoestop seguro que no me dejan).
- No es posible, contestan.
Ok, juego mi última carta.
- De acuerdo, no iré a casa de este hombre ni de ningún otro. Llevo conmigo una haima (tienda para acampar), puedo montarla aquí, en la comisaria?
Se miran, no sé si me han entendido, mi francés, aunque va mejorando día a día, no es muy fino que digamos.
- Vale, de acuerdo. Se ríen. Sígueme.
Salimos fuera de la comisaria y me senyala una zona del jardín.
- Puedes montar tu haima aquí y puedes dormir tranquilo, nadie te molestará. Pero mañana te vas.
Jajajajajajaja. No puedo parar de reír, de felicidad. Y es que cuando uno se levanta por la manyana no sabe que le deparará el día, por mucho que hubiera sonyado con semejantes aventuras anteriormente, intentando emular a grandes viajeros, uno no puede hacer nada al respeto, la "aventura" se dá por si sola. Uno solo tiene que estar despierto y tomar la decisión que la senyala la intuición. Y, por arte de birlibirloque, pam! aparece el genio de la vida maravillosa.
No tengas miedo pequenyo saltamontes.
Salimos de la comisaria con el hombre, le han retenido el carné, después de cenar debe acompanyarme otra vez aquí y se lo devolverán. Entiendo su obsesión por mi seguridad, más que por mi seguridad, creo que es por la suya, es un pueblo tranquilo y pequenyo y no quieren que por culpa de un turista chalado se les complique el día.
Me siento mal por el hombre, que aunque esté bien y no esté enfadado, ha tenido problemas por intentar ayudarme.
Volvemos a la comisaria, el hombre se va, manyana nos vemos, y me dispongo a montar la tienda.
No sé si alguien ha intentado nunca clavar las piquetas de la tienda en la arena del desierto, pero desde luego que no es una buena idea.
Así que con unas cuantas piedras y la mochila consigo que se sostenga en pie, sopla mucho el viento, la arena se mete en todos los rincones. Pero consigo meterme dentro la tienda y escribir en mi cuaderno de bitácora. Para mi, el mejor momento del día, es cuando recapacito y anoto las experiencias y curiosidades del día, que por mucho que quisiera no tendría suficiente tiempo para escribir en esta web.
Y es dentro de esta tienda, mientras escribo, donde el viaje se me aparece conscientemente. No estoy leyendo en ningún blog, ni en ningú libro, lo estoy escribiendo yo! Estos sucesos, me suceden a mi! Soy tan feliz.
Por la manyana me despierta un policia, ya es hora que me levante.
Voy a desayunar al pueblo y me despido de los amigos y conocidos.
Me cargo la mochila, levanto el dedo. Pasan quatro coches, el quinto se para y me recoge.
- A donde vas? Me dice en francés-árabe.
- A donde van ustedes? Respondo en catalan-francés.
- A Bouarfa.
- Voy con vosotros!
Bouarfa es un pueblo bastante más grande que Tandrara, que al principio me parece horroroso, pero con los días ha ido mejorando mucho, llegando incluso a gustarme tanto que me he quedado aquí unos 5 días.
Al llegar fui a comer a un restaurante, donde conocí a Mustafa y me invitó a su casa, con su familia, somos jueves y mañana empieza la fiesta, que dura tres días.
Acepto la propuesta, pero mañana, hoy quiero ir a un hotel para estar solo, y si encuentro uno, con ducha caliente, los días de autoestop me dan un margen económico como para permitirmelo. Y además, en diez días me he duchado solo una vez y la cosa no se puede aguantar más. Me tengo que alicatar para la fiesta!
Son cinco días estupendos, con una familia estupenda y de la cual me costará mucho mañana despedirme. Los recordaré durante mucho tiempo. Me han tratado como un hijo y yo como a unos padres. Estos tres días de fiesta en familia han sido geniales.
Todo a cambio de nada. Es como defino esta zona de Marruecos.
Así pues, necesitava descansar física y mentalmente. Mi cabeza se ha llenado en apenas 10 días y necesitava masticar, tragar y digerir todo lo sucedido. 240 horas de presente en Marruecos dan para mucho o demasiado.
Mañana por la mañana, con las pilas ya cargadas, el cerebro vaciado y el corazón ordenado me pondré de nuevo en marcha dirección oeste i después norte, a Rabat. A buscar la embajada de Mauritania para hacerme el visado. No quiero arriesgar a llegar a la frontera del sahara occidental y mauritania y que me digan que ya no los expiden allí y que tengo que retroceder unos miles de km para ir a Rabat.
Pero antes, abandono las cálidas tierras del desierto para adentrarme en tierra bereber, nuevas gentes, nueva cultura, nuevas aventuras.
Sed felices y para todo lo demás Mastercard.
Me ha gustado mucho esta ciudad, la abandono gratamente sorprendido.
Pero, tengo muchas ganas de descubrir los pueblos que tengo delante, me los he imaginado muchas veces antes de partir y creo que me van a acontecer aventuras que no olvidaré.
Voy para la estación de buses, mi intención es salir de la ciudad y parar en un pueblecito de al lado para poder hacer autoestop, porque claro, hacer autoestop aquí en la ciudad es como si estuvieras en plaza catalunya de BCN i quisieras hacer autoestop hasta Sant Feliu de Pallarols. Por donde empiezo? Así que intentaré llevar a cabo mi plan, a ver si funciona.
En la estación me dicen que no hay transporte posible, todo esta lleno, estamos a dia miercoles y el viernes empieza la fiesta más importante de la tradición musulmana, la fiesta del cordero, su navidad, así que todo el mundo se mueve de un lado para otro ultimando preparativos y para encontrarse con la familia. Intento con los taxis compartidos, esta lleno de gente esperando, todos estan completos. Acontece una situación muy graciosa. Estamos todos como en una plaza, llena de gente y taxis (Mercedes con 500.000km), llega uno, cuando esta dentro de la plaza aminora la marcha a unos 5km/h, la gente que espera empieza a correr en el lado izquierdo del coche, mientras tanto, la puerta de la derecha se abre. Los que corren por la izquierda, en fila, unos detrás de otros, empiezan a saltar a dentro del coche en marcha, es fácil, cada uno que entra por la izquierda sale otro por la derecha, asi, mientras el taxi va dando vueltas a la plaza hasta que esta completo, con ocho personas. Mientras admiro la curiosa situación, mi cabeza tararea la música de Beny Hill.
Pués bien, consigo entrar en un taxi que va en la dirección correcta. Al cabo de unos 70km me deja en Ain Beni Mathar, un pequenyo pueblo, fronterizo con Algeria. Después de comer me pongo en la calle a hacer autoestop, la gente me mira raro.
Se paran diferentes personas y después de los saludos iniciales me dicen que no voy bien, que mejor vaya más adelante, en una glorieta que hay al final del pueblo, a partir de ahí los coches solo pueden ir en la misma dirección que yo. Les hago caso. Cuando llego a la glorieta me encuentro con unas 8 personas marroquíes que también hacen autoestop. A los cinco minutos nos recoge una furgoneta i nos metemos todos dentro del espacio para la carga. El paisaje que recorremos es exuberante, los pinos dejan paso a las acacias y las acacias a los arbustos punzantes, que a su vez dejan paso a los rastrojos. Y después la nada. Arena y piedras hasta donde alcanza la vista. Aquí empieza el desierto del Sahara.
Durante 100km hemos ido recogiendo gente, ya somos unos 20 dentro de la ford tránsit, un poco incómodos y sudados.
Mi destino, Tandrara, no sé que hay allí pero me gusta el nombre.
En Marruecos, antes de entrar a qualquier centro habitado hay un control policial, nadie sabe por qué, ya que todos se conocen y se paran a charlar y dar las buenas tardes. Nosotros como somos una furgoneta claramente ilegal no debemos pasar por el control, así que hacemos otra cosa más ilegal, nos desviamos 30min de la carretera y cruzamos irregularmente la frontera con Algeria, tierra desierta, hasta que llegamos al destino.
Una sola calle, con casas a ambos lados, y todo es arena. La gente me mira y sonríe, unos sorprendidos, otros curiosos. Pregunto por un hotel.
Los dos hombres se ríen, jajajajajaja. Ok. No hay hoteles. Con cada persona que hablo, que son casi todas, ya que todos me vienen a saludar, aparecen de repente una decena de personas a mi alrededor.
Siempre hay uno que entiende el francés o el espanyol, yo le hago la pregunta, todos me miran a mi primero, cuando termino miran al otro, este otro traduce al árabe mi pregunta, y empieza la conversación-discusión, no sé que analizan tanto la pregunta en si es fácil, pero bueno, yo les miro admirado y contento, hasta que todos callan y el hombre me da su veredicto. No.
No se donde voy a dormir, doy una vuelta por el pueblecito (siempre acompanyado de ninyos) para encontrar un sitio para si fuera el caso de montar la tienda de acampar. Cosa de la cual me muero de ganas!
Decido sentarme en un cafe y pedir un té, dejaré la resolución en manos de la divina providencia. Estoy toda la tarde ahí sentado, conociendo gente sin parar. Unos me invitan a sus casas, otros me dicen que no hay ningún problema en montar la Haima y dormir en medio de la calle, es un pueblo tranquilo y nadie me hará nada.
Al final decido ir a casa de un hombre, pero antes dice que tenemos que ir a la policia para dar parte de esto, no quire tener problemas.
En la comisaria nos reciben con mala cara, yo me espero en la sala correspondiente y al hombre lo hacen entrar en otra.
Llamadas varias y aparece un coche con tres polis más, estan el jefe, el poli bueno y el de practicas. El jefe me pide el pasaporte y me mata a preguntas; que de donde vengo, a donde voy, porque estoy alli, como he llegado hasta allí (claro, no me han visto pasar por el control), etc. Un interrogatorio en toda regla, en la típica comisaria de pelicula donde siempre pasan cosas malas.
Conclusión: No puedo ir a dormir a casa de este hombre. Me llevaran a la estación de bus y me invitarán a que abandone el pueblo y vaya a una ciudad con hoteles.
Claro, yo no me quiero ir, este pueblo es justo lo que esperaba encontrar en estos lares. Precisamente por esto estoy aquí.
Les digo a los senyores policias que no, que quiero quedarme a dormir al pueblo como sea y que manyana ya partiré a otro sitio, con bus (si les digo que hago autoestop seguro que no me dejan).
- No es posible, contestan.
Ok, juego mi última carta.
- De acuerdo, no iré a casa de este hombre ni de ningún otro. Llevo conmigo una haima (tienda para acampar), puedo montarla aquí, en la comisaria?
Se miran, no sé si me han entendido, mi francés, aunque va mejorando día a día, no es muy fino que digamos.
- Vale, de acuerdo. Se ríen. Sígueme.
Salimos fuera de la comisaria y me senyala una zona del jardín.
- Puedes montar tu haima aquí y puedes dormir tranquilo, nadie te molestará. Pero mañana te vas.
Jajajajajajaja. No puedo parar de reír, de felicidad. Y es que cuando uno se levanta por la manyana no sabe que le deparará el día, por mucho que hubiera sonyado con semejantes aventuras anteriormente, intentando emular a grandes viajeros, uno no puede hacer nada al respeto, la "aventura" se dá por si sola. Uno solo tiene que estar despierto y tomar la decisión que la senyala la intuición. Y, por arte de birlibirloque, pam! aparece el genio de la vida maravillosa.
No tengas miedo pequenyo saltamontes.
Salimos de la comisaria con el hombre, le han retenido el carné, después de cenar debe acompanyarme otra vez aquí y se lo devolverán. Entiendo su obsesión por mi seguridad, más que por mi seguridad, creo que es por la suya, es un pueblo tranquilo y pequenyo y no quieren que por culpa de un turista chalado se les complique el día.
Me siento mal por el hombre, que aunque esté bien y no esté enfadado, ha tenido problemas por intentar ayudarme.
Volvemos a la comisaria, el hombre se va, manyana nos vemos, y me dispongo a montar la tienda.
No sé si alguien ha intentado nunca clavar las piquetas de la tienda en la arena del desierto, pero desde luego que no es una buena idea.
Así que con unas cuantas piedras y la mochila consigo que se sostenga en pie, sopla mucho el viento, la arena se mete en todos los rincones. Pero consigo meterme dentro la tienda y escribir en mi cuaderno de bitácora. Para mi, el mejor momento del día, es cuando recapacito y anoto las experiencias y curiosidades del día, que por mucho que quisiera no tendría suficiente tiempo para escribir en esta web.
Y es dentro de esta tienda, mientras escribo, donde el viaje se me aparece conscientemente. No estoy leyendo en ningún blog, ni en ningú libro, lo estoy escribiendo yo! Estos sucesos, me suceden a mi! Soy tan feliz.
Por la manyana me despierta un policia, ya es hora que me levante.
Voy a desayunar al pueblo y me despido de los amigos y conocidos.
Me cargo la mochila, levanto el dedo. Pasan quatro coches, el quinto se para y me recoge.
- A donde vas? Me dice en francés-árabe.
- A donde van ustedes? Respondo en catalan-francés.
- A Bouarfa.
- Voy con vosotros!
Bouarfa es un pueblo bastante más grande que Tandrara, que al principio me parece horroroso, pero con los días ha ido mejorando mucho, llegando incluso a gustarme tanto que me he quedado aquí unos 5 días.
Al llegar fui a comer a un restaurante, donde conocí a Mustafa y me invitó a su casa, con su familia, somos jueves y mañana empieza la fiesta, que dura tres días.
Acepto la propuesta, pero mañana, hoy quiero ir a un hotel para estar solo, y si encuentro uno, con ducha caliente, los días de autoestop me dan un margen económico como para permitirmelo. Y además, en diez días me he duchado solo una vez y la cosa no se puede aguantar más. Me tengo que alicatar para la fiesta!
Son cinco días estupendos, con una familia estupenda y de la cual me costará mucho mañana despedirme. Los recordaré durante mucho tiempo. Me han tratado como un hijo y yo como a unos padres. Estos tres días de fiesta en familia han sido geniales.
Todo a cambio de nada. Es como defino esta zona de Marruecos.
Así pues, necesitava descansar física y mentalmente. Mi cabeza se ha llenado en apenas 10 días y necesitava masticar, tragar y digerir todo lo sucedido. 240 horas de presente en Marruecos dan para mucho o demasiado.
Mañana por la mañana, con las pilas ya cargadas, el cerebro vaciado y el corazón ordenado me pondré de nuevo en marcha dirección oeste i después norte, a Rabat. A buscar la embajada de Mauritania para hacerme el visado. No quiero arriesgar a llegar a la frontera del sahara occidental y mauritania y que me digan que ya no los expiden allí y que tengo que retroceder unos miles de km para ir a Rabat.
Pero antes, abandono las cálidas tierras del desierto para adentrarme en tierra bereber, nuevas gentes, nueva cultura, nuevas aventuras.
Sed felices y para todo lo demás Mastercard.
Primerizo en Marruecos
23/10/2012
Llegada al puerto de Tánger. Jejejejejeje. Esto ya es Marruecos pequeño saltamontes.
No es la primera vez que vengo a este país, y por ello estoy más tranquilo. Durante mi estancia aquí tendré tiempo para ir acomodándome en los trejemanejes del día a día del viaje. Que aunque se haya viajado con anterioridad durante un tiempo, uno se debe familiarizar con los nuevos deberes diarios, como gastar poco, donde dormir, entrenar los oídos a nuevas lenguas y sonidos, etc.
Con el mismo billete del barco también cubre un bus lanzadera al centro de Tánger, ya que no esta nada cerca del puerto.
Estoy cansado y duermo. Despierto justo cuando para el bus en la estación de la ciudad. La gente se arremolina abajo en el portaequipages, yo trambién me meto a rescatar mi mochila. Ya está, la tengo. Busco en mi "bandolera" para cojer unos Dirhams y comprar algo para comer en un puestecito de al lado.
Mierda! Y mil veces mierda! Me han robado!
Pués si que empezamos bien pequeño saltamontes. Jajajajajaajaja, me río de la situación. Que estúpido que he sido al ponerme en medio de tanta gente sin controlar mis pertenencias. Alguien tiene las manos más rápidas que mi cabeza.
En fin.
- Pardon mesier, le banc pour saquer de l'argent? (Me pongo rojo como un tomate al escuchar como salen de mi boca tal cantidad de disparates!)
Ajajajaja. Me vuelvo a reír.
Paso un par de días en Tánger, una ciudad fea donde las haya, tomando los primeros tés, y reseteando mi cabeza en una habitación de una pensión de las peores que he estado. No soy persona que me queje de la higiene de los lugares que visito, pero os aseguro que en la almoada de mi camastro se habían recostado muchas cabezas sucias antes de la mia.
No sé que hacer, bajar resiguiendo la costa marroquí o cruzar las montañas del Riff para luego bajar siguiendo la frontera con Algeria (lugares poco turísticos y que no habia visitado antes, se me antojan interesantes).
Decido que marcharé a Chefchaouen, quiero conocer gente y pasar unos días agradables en un hostel con ducha caliente y terraza con vistas a la medina.
Al cabo de dos días en Chaouen con las pilas cargadas me pongo a andar. A llegado el momento de hacer autoestop en Marruecos a ver que pasa.
Tengo ganas de andar primero. Sin levantar el dedo se para un coche dee una pareja de turistas que me adelantan unos kilometros. Allí se para otro coche:
(En "francés", inglés y árabe)
- Voy a Ketama, no tengo mucho dinero, vas para allá?
Total, que como no quiero pagar se marcha. A los cinco minutos para una furgo-taxi, me lleva a otro pueblo más adelante sin pedir nada a cambio.
Solo bajar, me habla otro desde otro taxi. Me lleva otros kilómetros más allá. Espero un autobus que me llevará a Ketama. Ciudad conocida por su peligrosidad debido a que es el centro de la producción europea del hachís. Donde se cultiva y se manipula la marihuana, para después transformarla, por ejemplo, en huevos, que alguién se tragará y distribuirá una vez defecados en cualquier país del mundo.
Llego de noche, el ambiente en la ciudad esta realmente muy cargado, no tiene un aspecto nada agradable. Si uno viaja durante el tiempo suficiente por Marruecos aprenderá a distinguir de entre ellos los que són buena gemnte y los que viven de lo que pueden, incluyendo sobretodo, de los turístas.
Me asaltan dos hombres antes de poner un pie en el suelo. Blablabla, típica conversación introductoria con mil preguntas y tanteos para saber de tu clase social, posición económica, si tienes experiencia en el modus operandi marroquí, etc etc.
A los gritos empiezan a discutir con otro chico que me ha dado conversación en el bus, uno me mira y me dice que no me fie del otro, "mala gente amigo",
el otro me dice lo mismo de los otros dos, se acercan otros a intervenir y a intentar ganar la pieza (o sea, yo) mientras los otros discuten. El ambiente esta feo, muy feo. A parte de que la discusión es violenta, lo que más me preocupa es que el trofeo de dicha discusión sea mi persona y tanta insistencia en no ceder ni el uno ni el otro me hace pensar que soy un trofeo con la cornamenta muy grande. Y me asusto mucho. Me pongo muy nervioso.
Intervengo, callan todos, yo digo que me quiero ir a un hotel, que me enseñen donde hay uno, que no me pienso ir ni con uno ni con el otro. Al final ganan los dos hombres, el otro se va con el rabo entre las piernas. "No es de aquí" me dicen. "mala persona amigo".
Me dicen que solo hay dos hoteles, uno muy caro y como les he dicho que no tengo dinero me llevan al otro. Solo entrar en la "recepción" ya veo de que se trata, empiezan a hablar en árabe. "Amigo, esta completo!" Mierda, lo sabia. Es mentira, claro, se han compinchado y tendido una trampa. Mi cabeza asustada lo pilla rápido: No hay sitio en este hotel, el otro es demasiado caro, ellos tienen una casa en las montañas donde puedo ir, si me deshago de ellos es como lanzarme yo solito en medio de una manada de lobos ambrientos.
El corazón me late muy deprisa, estoy realmente muy acojonado.
En fin, que le vamos a hacer. Que sea lo que dios quiera. Insha'la!
Venga, vamos a vuestra casa.
Para quien no lo sepa, en cualquier guia de viajes o en la página del ministerio de exteriores de espanya, se dice de abstenerse de visitar dicha zona, debido a su peligrosidad. Sobretodo en las montañas.
Pues alli voy yo.
No paran de hacer llamadas, no entiendo ni un ápice de árabe, solo "ispaniol". Subimos a un taxi y nos adentramos por caminos, cuesta arriba. Para el taxi al lado de la carretera, a cincuenta metros se encienden unos faros de un coche tuneado que se aproxima. Subimos a el. Varios kilómetros por caminos de tierra nos llevan a una casa perdida en el monte. Hace un frío tremendo.
Entramos en una sala típicamente marroquí, llena de sofas en las paredes, alfombras en el suelo, las paredes pintadas de color beige con purpurina, cuadros despegados de paisajes suizos i una tele de plasma a todo volumen con musica de anuncios.
Nos sentamos, una mujer entra con una bandeja con té y todo tipo de galletas y frutos secos. "Manger amigo, manger!"
Ya estoy mas tranquilo, les he dicho que no fumaba hachís, no tenia dinero ni trabajo en españa.
Me doy cuenta de que no estoy hablando con cualquier chico que uno se pueda encontrar en Chaouen y que quiera vender unos gramos. La casa está rodeada de montañas y estas montañas estan cultivadas con miles de plantas de marihuana. Estoy en el centro neurálgico, donde se maneja todo el negocio, donde empieza todo. Aquí se planta lo que dentro de unos meses se transformara en humo en algun pulmón europeo.
No paran de hablar de negocios, de kilos y de euros, de paises y fronteras. En toda la sala hay hachís. Ellos no fuman.
Bien, ya entendí, será algun tipo de secuestro, me chantajearán para que me meta dos quilos de hachis por el culo y los lleve a algún hermano suyo en españa. Por eso dicen que mejor que no fume, y que ellos tienen buen trabajo para mi.
Llega otro coche, entran dos marroquíes y dos españoles jovenes, tienen mal aspecto, pero me tranquilizo. Los saludo e intento empezar una conversación con ellos. No me dicen nada. Claro, estaran aquí porque suelen venir a menudo a tragarse hachis.
Los dos que me han llevado se largan. Nos quedamos los dos marroquies, los dos españoles y yo. Ponemos una peli malísima y me duermo en un sofa.
Me levanto, ya no hay nadie. Voy al baño y salgo a fuera. Diez minutos y sale la mujer con un copioso desayuno para mi.
Ya estoy totalmente calmado, a la luz del sol todo se ve distinto, el lugar es hermoso. Ahora falta aclarar que coño hago aqui, y porque tanta insisténcia y mentiras para traerme si no es a cambio de nada.
Llegan los españoles, hablamos con normalidad. Simplemente estan aquí porque lo hacen todos los años cuando tienen vacaciones. Conocen al chico de la casa desde hace años. Y de hachís, ni hablar. Toda la paja mental que me habia creado de asesinato, mafia, secuestro, chantaje, va desapareciendo por completo. Llega uno de los chicos que me trajo. "Si queires irte te llevo"
OK. "Preparo la mochila y nos vamos", claro, como quieras.
Subimos al mismo coche, que ya no esta tan tuneado, y me llevan a la estación para cojer el bus a Nador.
Doy las gracias a Mustafa mil millones de veces y pido perdon al cielo por tanta desconfianza y por tanto prejuicio po culpa de las pelis de Steven Seagle.
Que grandes lecciones de humildad y humanidad he recibido en dos días.
Se reafirma que los lugares menos turísticos no por ser poco conocidos, son más peligrosos. Y que la gente del lugar se gana la vida como puede, si es con droga es con droga. Que te reciben en su casa y te dan de todo a cambio de nada.
Tambien es verdad que el ambiente cargado era real y que las maneras de invitar a alguien a tu casa no son las más correctas.
Pero aún así. Todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario.
Llego a Nador, a la mañana siguiente me voy a Oujda, donde me encuentro en este momento.
Me ha sorprendido gratamente esta ciudad, no es muy bonita, pero me llama la atención que sea tan moderna. Tampoco es muy grande y los edificios son pequeños. Sin embargo las mujeres conducen coches y muchas de ellas no llevan velo y visten a la manera occidental. Que por cierto, el porcentaje de gente guapa es mucho superior al resto de marruecos.
Mañana seguiré rumbo sur, siguiendo la frontera con Algeria, ahora cerrada, y espero estar en alguna kasbah este viernes, que se celebra la fiesta más importante para los marroquíes y los musulmanes en general, su Navidad, es el día que cada família degolla y come uno o varios corderos enmedio de una gran algarabía de fiesta y días felices.
Ya os contaré.